Este procedimiento se realiza cuando una persona ha sufrido una fractura aguda de una vértebra torácica o lumbar (fractura de espalda). Las fracturas de la columna vertebral pueden deberse a muchas causas, como una caída desde una altura, una colisión a gran velocidad, un resbalón y una caída, o incluso pueden producirse sin ninguna lesión importante debido a la osteoporosis (fracturas por fragilidad). Los cuerpos vertebrales o huesos de la espalda tienen forma de rectángulo. Cuando los huesos se fracturan tienden a colapsarse en la parte delantera, lo que hace que el hueso parezca un trapecio o una cuña. En ocasiones, esto puede hacer que el hueso se introduzca en el canal espinal y presione la médula espinal o los nervios. Es necesario realizar una resonancia magnética para determinar la antigüedad de la fractura y si existe retropulsión ósea (empuje del hueso hacia el canal). Si hay retropulsión ósea, el procedimiento de encolado o la cifoplastia no están indicados y el tratamiento de elección es la ortesis. Si no hay retropulsión y la fractura es aguda, se le ofrecerán opciones de tratamiento que incluyen la intervención quirúrgica aquí descrita o el tratamiento conservador con corsé y tratamiento del dolor. El procedimiento de cifoplastia suele realizarse bajo sedación (no con anestesia general). Se introduce un trócar a través de la piel en el hueso fracturado, donde se perfora una pequeña zona para colocar el balón. A continuación, se infla un pequeño globo para dejar espacio para el cemento o pegamento. El cemento se coloca lentamente rellenando la zona y estabilizando la fractura con la esperanza de aliviar el dolor intenso.



