Una hernia o ruptura discal
Cuando el núcleo blando interno de un disco intervertebral sobresale a través de la capa externa, puede comprimir los nervios cercanos y causar dolor, entumecimiento o debilidad.
Una hernia discal es una afección en la que el núcleo blando interno de un disco intervertebral sobresale o se filtra a través de un desgarro o una zona debilitada de la capa externa del disco. Los discos vertebrales son los cojines o amortiguadores situados entre las vértebras (huesos) de la columna vertebral, que proporcionan flexibilidad y permiten el movimiento.
Cuando un disco se hernia, la sustancia gelatinosa interior, denominada núcleo pulposo, puede presionar los nervios raquídeos cercanos y provocar diversos síntomas. Esta afección suele producirse en la parte baja de la espalda (columna lumbar) o en el cuello (columna cervical), pero puede aparecer en cualquier parte de la columna vertebral.
Dr. Rolando García, MPH
Los síntomas de una hernia discal pueden variar en función de la ubicación y la gravedad de la hernia, así como de los nervios afectados.
Los síntomas comunes incluyen:
- Dolor: Las hernias discales suelen causar dolor localizado en la zona afectada de la columna vertebral. En la zona lumbar, este dolor puede irradiarse a las nalgas, los muslos y las piernas (ciática). En el cuello, puede irradiarse a los hombros, brazos y manos.
- Entumecimiento u Hormigueo: La compresión de los nervios raquídeos puede provocar entumecimiento u hormigueo en las zonas irrigadas por esos nervios. Por ejemplo, en el caso de una hernia discal en la zona lumbar, se puede sentir entumecimiento u hormigueo en las nalgas, las piernas o los pies.
- Debilidad Muscular: Si se ven afectados los nervios responsables del control muscular, puede producirse debilidad muscular o dificultad para levantar o sujetar objetos. Esta debilidad se asocia típicamente con los grupos musculares específicos suministrados por los nervios afectados.
- Cambios en los Reflejos: Una hernia discal puede afectar a los reflejos controlados por los nervios afectados. Los reflejos pueden disminuir o exagerarse en respuesta a estímulos específicos.
- Cambios en la Sensibilidad: Pueden producirse cambios sensoriales en las zonas irrigadas por los nervios afectados. Esto puede manifestarse como una sensibilidad reducida al tacto, al calor o al frío en regiones específicas.
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