Este procedimiento se realiza para aliviar el dolor de espalda debido a la enfermedad degenerativa discal lumbar y/o para eliminar la presión de los nervios de una hernia discal lumbar que causa dolor en las piernas.
En esta intervención, la columna vertebral se aborda por delante (a través del abdomen, normalmente justo a la izquierda del ombligo), con lo que se evita un corte muscular extenso y se minimiza el dolor postoperatorio.
Se realiza con la asistencia de un cirujano cardiotorácico porque los órganos y la vasculatura deben retraerse hacia un lado para permitir la exposición adecuada de la columna vertebral. Una vez hecho esto, se procede a la extirpación del disco degenerativo. El disco doloroso se sustituye por una jaula de plástico rellena de injerto óseo para permitir que los dos huesos se fusionen.
Los pacientes suelen permanecer hospitalizados de 1 a 3 días y a menudo deben llevar un corsé ortopédico de velcro para caminar, sentarse y realizar las actividades cotidianas (puede quitarse para dormir y ducharse). Deben evitarse las actividades extenuantes durante 6-12 semanas mientras se fusionan los huesos.